¿Puede la ciberseguridad responder al desafío climático?
El riesgo climático se ha convertido en una emergencia mundial, y las tecnologías digitales pueden contribuir a controlarlo, siempre que se limiten sus impactos medioambientales. Así pues, ¿cómo tomar conciencia de las consecuencias de las prácticas digitales sobre los recursos naturales, el consumo energético y los gases de efecto invernadero? ¿Cómo abordar los riesgos cibernéticos desde el punto de vista de la ecología? Para abordar estas cuestiones es necesario prestar especial atención a la relación entre la tecnología de la información y el suministro de electricidad. En el resto de este artículo vamos a abordar el tema con más detalle.
¿Por qué la ciberseguridad es tan importante hoy en día?
Como en el caso de todas las actividades industriales, la transformación digital del sector de la energía es una realidad iniciada desde el siglo pasado. En la actualidad, la generación y distribución de electricidad depende de las tecnologías digitales y estas dependen de la electricidad.
El reto de la ciberseguridad en el sector de la electricidad se expresa en la constatación siguiente: no hay electricidad, no hay digital y sin digital no hay electricidad posible. Esta doble dependencia e interdependencia demuestra la criticidad de la seguridad cibernética para el sector de la energía.
Al convertirse en una «red inteligente», la red eléctrica se ha abierto a los ciberriesgos. De hecho, su falta de control puede poner en peligro la disponibilidad, la integridad y la seguridad del funcionamiento de las infraestructuras eléctricas y perjudicar a las personas, las organizaciones y el Estado.
Por esta razón, hoy es indispensable poder trabajar con una empresa de ciberseguridad fiable como Innovasur.
¿Qué preguntas hay que hacerse al respecto?
La seguridad del suministro eléctrico del país se ve debilitada por la exposición de los sistemas y redes informáticas que componen el sistema energético a los ciberataques. Por lo tanto, invertir bien en seguridad cibernética no es una opción. Para ello es necesario responder, en particular, a las siguientes preguntas: ¿quién financia, quién es responsable y quién es responsable en caso de siniestro?
Estas complejas cuestiones no representan más que el árbol que esconde el bosque de las aún más complejas del control del consumo energético de las actividades digitales de cada uno y de las infraestructuras informáticas y de telecomunicaciones que los soportan.
¿Cuál es la relación entre las transiciones digital y climática?
En un momento en que la sociedad civil se apodera de la temática de la transición ecológica (conservación de los recursos, desarrollo sostenible, transporte, alimentación…), la relación entre las tecnologías de la información y el clima sigue siendo poco explorado.
Mientras que el habitante se informa sobre los medios de transporte ecoresponsables, (re)descubre una alimentación más sana y respetuosa con el medio ambiente, ¿está suficientemente informado de los retos y consecuencias de sus prácticas digitales? ¿Hasta qué punto la transformación digital de la sociedad y la fuga tecnológica afectan a nuestro medio ambiente? ¿Es posible un uso más ecológico de las infraestructuras informáticas (teléfonos inteligentes, servidores, redes, plataformas y servicios digitales)?
¿Cómo puedo convertirme en Homo Numericus responsable?
Más allá de los gestos simples para proteger el medio ambiente, es importante ser capaz de minimizar su huella de carbono incluso durante nuestras actividades digitales.
Hay que explorar diferentes pistas para maximizar el impacto positivo del digital en el medio ambiente, minimizando al mismo tiempo los negativos, y un alegato por una sobriedad digital propondrá una apertura hacia una mejor consideración de las necesidades fundamentales por el digital con el fin de responder, en particular, a la cuestión de saber en qué condiciones, ¿Puede salvarse el clima a través de la tecnología digital y la tecnología?
Sin duda, se trata de un nuevo desafío para nuestra sociedad en los próximos años.